Valpina

Saturday, August 26, 2006


¿Patrimonio de la Humanidad?

El 3 de julio del 2003 Valparaíso fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Recuerdo haber estado en el balcón del departamento en el que vivía en ese tiempo -que tenía una vista privilegiada de esta ciudad- escuchando el sonido de bocinas, de las campanas de la iglesia y de sirenas que anunciaban que nuestro Puerto había conseguido tan esperada distinción. Tuve una sensación rica, de emoción. Abracé a mi pareja y celebramos. Es que el título venía de perillas, la cesantía no daba tregua en la ciudad y la desesperanza cundía.
Pero pasaron los años y el mar se empezó a ver más azul.
Hasta hace poco creía que Valparaíso estaba mejorando, y porfiaba a aquellos que insisten en tener una opinión pesimista de la ciudad. Pero bastó que viera la imagen de mi querido "vendedor de leyes" para que todo mi optimismo se me fuera a las pailas. ¿Cómo aquel símbolo porteño cayó de esa manera en la desgracia y yo no me di ni cuenta? ¿qué hice por él?.
Jorge Guerrero representa para mí todo eso que adoro de Valparaíso: la picardía de sus habitantes -aunque en rigor él es un "aporteñado" (otro día cuento la historia de ese particular concepto acuñado por una asertiva periodista)- y la porfía con que acá se vive la vida. Sólo en estas calles se encuentra a gente que sigue desarrollando sus oficios aunque ya no les sirvan para nada. Hasta hace poco pasar por la vereda sur de calle Esmeralda, en diagonal al Reloj Turri, era divertido. Casi siempre, don Jorge me tiraba algún piropo. Voceaba sus libros de tal o cuál ley (obviamente siempre ofrecía la que recién había sido publicada) y entre medio decía ¡pero qué linda esta ley!. Siempre le agradecía sus palabras con una sonrisa y me imagino que todas las mujeres que por ahí pasaban también lo hacían. Verlo siempre con su delantal azul, su barba característica y ese jockey a lo Pablo Neruda, daba gusto. Pero ahora, ¡pidiendo limosnas!, vergüenza debería darnos.
Y es ahí donde me cuestiono todo eso del Patrimonio de la Humanidad. Qué BID, qué Carnavales Culturales, qué Capital Cultural, qué Ciudad Universitaria. Da lo mismo todo eso, que nos llenen de títulos, de piropos y de visitantes que se vienen a mostrar al cerro Alegre. Nada de eso importa si descuidamos lo básico, eso que nos corre por la sangre y de lo que siempre nos jactamos frente al extranjero: la identidad porteña.
No podemos esperar a que el Motemey cambie las tortillas por un tarro limosnero para reaccionar.

Monday, August 14, 2006


Año Nuevo Caturro

En Valparaíso flamea la verde. Qué duda cabe. ¿Acaso hay una ciudad donde su equipo de fútbol tenga tanto arraigo como sucede con Wanderers? No creo. Podría apostarlo: No hay otra ciudad en Chile -ni siquiera Santiago con sus equipos grandes- que vibre tanto con una institución, que pese a todo su desorden y locura, sigue siendo una de las más importantes del Puerto. Y eso que ni ganan y que los ídolos verdes están en cualquier parte (Italia, México, la Capital), menos sobre el pasto de Playa Ancha. Hoy hay algunos que pintan para cracks, pero para ser honestos, los grandes ya no están por acá.
Pero eso en realidad no importa demasiado. Porque más allá del fútbol, de la competencia y de los problemas de la directiva caturra -todavía en manos de los Sánchez- es otro el elemento clave que marca el alma wanderina: la identidad verde. Esa porfía, tan típica del porteño, combinación de choreza e inocencia (rara mezcla, pero es posible) que hace seguir a un club aunque esté en el fondo de la tabla. Y que también se convierte en un verdadero imán, porque precisamente es ese "no-sé-qué" el que nos tiene arraigados a estos cerros que miran al mar.
Esta medianoche se celebra el Año Nuevo Caturro, vieja tradición que a un grupo de porfiados porteños se le ocurrió recobrar. Es una choreza más, en medio de la locura wanderina, que ya la declararon patrimonial. No podía ser de otra manera, si estamos en Valparaíso.
¡Feliz Año Nuevo Caturro!

Tuesday, August 08, 2006










De lunes a lunes

Caminando por calle Condell, hace unos días, escuché a una muchacha -que parecía universitaria- comentarle a un amigo "acá en Valparaíso se carretea todos los días". Tal afirmación me dejó pensando. ¿Será que la juerga en esta ciudad es eterna?, me pregunté. Y resulta que efectivamente es así. Hay locales nocturnos que no cierran ni un solo día, ni siquiera el domingo, y aunque a veces tienen todas sus mesas vacías, no falta el parroquiano que llega a beber a las horas más inesperadas. No sé si en este Puerto habrá más alcohólicos que en otros lados, pero lo cierto es que nunca falta una razón para brindar.
Acá, una pequeño bosquejo de una semana cualquiera:

Lunes

No hay duda de que es el día más fome de la semana. Casi siempre la jornada es lenta, muchos no alcanzan a recuperarse de lo hecho el fin de semana y no son pocos los que sufren esperando que llegue la noche. La mejor alternativa para pasar aquel mal rato es pensar que en el refrigerador quedó una cerveza rezagada...para partir bien la semana.

Martes

Ya hay ganas de ver a los amigos nuevamente. En mi caso, la noche está reservada para el encuentro futbolero femenino. Obviamente lo mejor es el tercer tiempo y como el partido es en Chorrillos, una buena alternativa es pasar al Liquid. Barato, al paso, y aunque el ambiente es demasiado juvenil y el reggaetón la lleva, una horita ahí es carrete más que suficiente.

Miércoles

Los famosos "happy hour" salvan a mitad de semana. Después de la pega, una conversa con los partners requiere de algún traguito, aunque yo soy fiel a la cerveza. Alternativas: El Irlandés de calle Blanco, El Ritual de Almirante Montt o el Victoria de Salvador Donoso. En esos lugares también hay café y juguitos naturales.

Jueves

Como que dan ganas de salir a comer con la pareja. La Mangiata, Renato, O'Higgins, Carpe Diem o Pasta y Vino para los más pudientes. La cena debe ir acompañada de un vinito tinto, ojalá Carmenere. Y si quedan ganas, seguir con un Jack Daniels (¿no será demasiado?).

Viernes

Se termina una pesada semana de trabajo. Si quedan ganas, lo mejor es partir en Mi Casa. El "picadillo porteño" más unas pilseners, bacán. Luego, se viene el dancing. Casi siempre la mejor opción -por la cercanía, la verdad- es el Máscara. Me han dicho que el Cherry la lleva, pero todavía no he ido. Otra recomendación es ir al bar San Carlos de calle Las Heras y luego partir al Rincón de las Guitarras de calle Freire (ojo que ahí sólo se puede ingresar si le caes bien al dueño).


Sábado

Carrete en casita. Puede ser al almuerzo con la familia o en la noche con los amigos de siempre.

Domingo

¡Un asado, por favor! Rico, muy rico.

Lunes

Se repite lo de la semana anterior.