
Que te vaya bien, rucio
En los últimos meses mi rutina diaria se ha visto constantemente cambiada. De trabajar por años en Valparaíso tuve que trasladarme a Viña del Mar. Y hace tres semanas he vuelto al Puerto, encontrando varias sorpresas en mi tradicional circuito de Urriola, Esmeralda, Aníbal Pinto y Almirante Montt.
La que más me afectó fue la ausencia del Rucio. Todos los días lo saludaba al pasar por Esmeralda y el otro día lo busqué, pero no estaba. Pregunté por él y me dijeron que había vendido su fuente de soda-rotisería y se había ido a la casa a descansar, después de décadas tras el mostrador.
¿Y quién es el Rucio? La verdad es que mucho no sé de él, pero sí lo importante. Su nombre es Siegfried Wep y desde siempre fue el dueño del tradicional “Danubio Azul”, restaurante que junto al desaparecido “Bernal”, eran todo un ícono del “sector financiero” porteño. En rigor el “Danubio...” todavía lo es, porque sus nuevos dueños quieren seguir con el mismo espíritu que mantiene hasta hoy. Al menos así lo aseguró una antigua garzona, que me puso al tanto de los cambios.
Pese a que la fuente de soda, con esas mesas de melamina amarilla, el tentador queso de fundo en la vitrina, los limones que sirven de adorno y sus amables trabajadores siguen ahí, creo que al menos para mí ya no será la misma. Es que la figura del Rusio me acompaña desde niña. El siempre tan atento, con su delantal celeste, sus lentes y su amena conversa. Siempre me preguntaba por la salud de mi mamá, por mi pega, y cuando le compraba me hacía un “cariñito” (llámase descuento) que me dejaba contenta.
A Siegfried lo recuerdo de cuando tenía cinco años. Mi papá trabajaba en una farmacia del sector y los días viernes siempre lo íbamos a buscar con mi mamá al término de la jornada. Después la tradición era pasar al “Danubio azul” a comer un rico completo con un juguito. Después de un tiempo era tanta la confianza que tenía con todos los que ahí trabajaban que hasta me daban permiso para pasar a la cocina para guiar la preparación de mi tomate-palta-mayo. Siempre lo pedía con más palta y si mi memoria no falla a veces hasta me ponían dos vienesas. ¡Qué suerte la mía!, siempre tan regalona. Lo pasábamos tan bien.
Siendo ya una trabajadora repetí mis idas al “Danubio...” Algunas veces a almorzar, otras a tomar un jugo de papaya o a comprar alguna cosita rica para echarle al pan. Mi mamá siempre le encargaba a mi papi “vienesas de donde el Rucio” y yo le pedía a mi pareja queso “de ese con hartos hoyos” o miel.
Me da pena que el Rucio ya no esté...cada vez saludo a menos gente en la calle, ¿será una mala señal?.
En fin, no me queda más que decir ¡que te vaya bien, Rucio!
2 Comments:
Bueno, el rucio se fue... pero los completos siguen igual de ricos, así que el dolor de la pérdida no es tanto.. jajaa... a propósito, el otro día en la estrella publicaron un supuesto ranking de los mejores completos de valpo y el danubio ni aparecía... una injusticia (o ignoracia) más, como pensar que las chorrillanas del jota cruz son las mejores... sería todo.
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Anonymous, at 1:32 PM
Hola Valpina, leer tu blog me trajo muchos recuerdos allá por el lejano año 84, en ese entonces tenía 9 años y era cosa de casi todos los días sábado ir con mi abuelo a comer los ricos completos del Danubio con su bebida o una rica leche con plátano viendo Sábados Gigantes. Recuerdo bien a Siegfried y también a su otro hermano: Otto (creo que se llamaba aí),que también a veces estaba a cargo del local, parece que eran socios, había uno que era mas serio que el otro como buen alemán creo yo pero no recuerdo cual, creo que era Otto. Pasado loa años me fui a Stgo a estudiar y dejamos de ir, almenos yo, hasta que un día después de muuuuchos años, un día que andaba cerca de ahí se me ocurrió pasar para recordar esos viejos sabores y aromas de antaño, pero ya no era lo mismo, lo habían cambiado ya no estaban esa melamina amarilla ni la repisa con la licuadora adornada con frutas y plátanos frente al mesón ni la vieja tele, nada es eterno solo nuestros recuerdos pero ahí están. Me da mucho gusto saber que también hay alguien que al igual que yo recuerda aquel lugar, un lugar digno de recordar por siempre. A propósito, que será de ellos, habrán regresado a su país?, quien sabe. Un abrazo.
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Andres Gonzalez, at 4:11 PM
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